Su vida profesional ha girado en torno al socio durante dos décadas. Su día a día repleto de gestiones administrativas se entremezclaba con las alegrías y con los desahogos que recibía cada lunes después de un triunfo o de una derrota. Después de 40 años de vivencias, Amaia Aranzabal se ha jubilado y ahora le toca un merecido descanso. Pero no ha dicho adiós a su Real. Porque nunca te despides de lo que viene en tu sangre.
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