La Real Sociedad y el Athletic Club se diferencian en mucho, pero tienen valores que no abundan en el mundo del fútbol, y menos en el que, desgraciadamente, vemos en los últimos tiempos. Una rivalidad centenaria, con altibajos, con partidos buenos y no tan buenos. Pero una rivalidad siempre sana. Esta deportividad, este buen rollo hasta que el balón comienza a rodar, nos hace sentir orgullo por disfrutar del mejor derbi del mundo.