Pasan los futbolistas, los entrenadores, los directivos y los trabajadores y siempre se queda la Real. Como es lógico, los aficionados de los clubes de fútbol ven lo que está iluminado bajo el foco mediático, pero detrás de las luces existen cientos de personas que construyen el día a día y facilitan la vida a los actores principales de la historia.
Una de estas personas se jubiló ayer después de 35 años trabajando entre bambalinas. Se llama Anton Alberro, ha ejercido sus tareas en el área de mantenimiento, y ha trabajado hasta en tres campos de fútbol (Atotxa, Anoeta y Reale Arena), conociendo a varios presidentes y entrenadores, y a cientos y cientos de futbolistas. Historia viva del club.
En su último día en la ‘oficina’, con la timidez que le caracteriza, Anton charló con Real Sociedad TV sobre sus recuerdos, compañeros y amigos, y sobre el futuro que le espera en la grada. Porque, cerca de cumplir medio siglo como socio, ahora le tocará venir a su asiento. “Se me hará raro, me costará no fijarme en cosas de mi trabajo”, reconoce. Empieza su nueva vida y a la Real sólo le queda decirle “ESKERRIK ASKO”.
