EDICIÓN DE 1928

Subcampeones tras un largo desempate

El Campeonato de Copa de 1928 es uno de los más recordados de nuestra historia por el complicado camino para llegar a la final, por la emoción de los tres partidos que hubo que disputar para decidir el campeón y por el “duelo” poético entre Rafael Alberti y Gabriel Celaya. En el mismo participaron los campeones y subcampeones de los diferentes campeonatos regionales. Por Gipuzkoa participaron el Real Unión en calidad de campeón y la Real Sociedad como subcampeona.

Fue el primer campeonato en el que se utilizó el criterio del golaveraje para decidir los empates. Los participantes se dividieron en cuatro grupos de seis equipos que se enfrentarían en una liguilla a doble vuelta. Los dos primeros clasificados de cada grupo pasarían a los cuartos de final. Real Sociedad y Real Unión quedaron emparejados con los representantes de Cataluña (Europa y FC Barcelona) y Aragón (Iberia y Patria).

Liguilla previa

Desde las primeras jornadas la lucha por el pase a cuartos quedó reducida a tres equipos: Real Sociedad, Real Unión y FC Barcelona, y no se resolvió hasta la última jornada. Real Unión y FC Barcelona se enfrentaban en Irún mientras que la Real, que dependía de sí misma, visitaba al Patria. El partido de Irún terminó con la victoria de los culés, mientras que los txuri urdin se impusieron con comodidad en Zaragoza. Así pues, Real Sociedad y FC Barcelona pasaban a cuartos de final.

Cuartos de final

La Real quedó emparejada con el Celta de Vigo. En el partido de ida los gallegos vencían por dos a uno lo que, teniendo en cuenta la nueva normativa del golaveraje, era un resultado esperanzador. En el partido de vuelta los donostiarras se imponían por tres goles a cero, logrando el pase a semifinales.

Semifinales

En semifinales el rival fue el Valencia CF, que había eliminado al Real Madrid la anterior eliminatoria. El partido de ida, disputado en Atotxa, terminó con un resultado que no habría soñado ni el más optimista de los aficionados realistas. En un gran partido la Real goleó por siete a cero al Valencia, convirtiendo el partido de vuelta en un mero trámite en el que los valencianistas salvaron el honor al imponerse por tres goles a dos. En la otra semifinal, el FC Barcelona eliminó al Deportivo Alavés.

Primer partido de la final

El 20 de mayo de 1928 se disputó la final en Santander. La expectación era enorme y numerosos realzales se trasladaron a la capital cántabra en coches particulares, trenes y autobuses fletados especialmente para el partido. A las 16:30, en un campo prácticamente abarrotado pese al mal tiempo y, a las órdenes del vizcaíno Pedro Vallana, los equipos presentaron las siguientes alineaciones:

Real Sociedad: Izaguirre, Zaldua, Arrillaga. Amadeo, Marculeta, Trino, P. Bienzobas, Mariscal, Cholín, Kiriki y Yurrita.

FC Barcelona: Plattko, Walter, Mas, Guzmán, Castillo, Carulla, Piera, Sastre, Samitier, Arocha y Parera.

La primera parte estuvo bastante igualada, con un leve dominio barcelonista y, en el minuto 35 de la misma, Cholín se disponía a marcar, pero Plattko lo evitó lanzándose a sus pies y recibiendo un fuerte golpe en la cabeza que le obligó a retirarse del campo, ocupando Arocha la portería.

En la segunda parte, Samitier resultó también lesionado por lo que Plattko, en medio de una gran ovación, volvió al campo. Poco después, Samitier también se reincorporó y fue él precisamente quien aprovechó una jugada de Piera para adelantar a los catalanes. Los txuri urdin reaccionaron y crearon numerosas ocasiones. Fruto de una de ellas llegó el gol del empate, obra de Mariscal a pase de Cholín. Se llegó al final del tiempo reglamentario y empezó la prórroga.

A partir de este momento llegaron los mejores minutos de la Real, que se hizo dueña del partido frente a un Barcelona que se limitaba a defenderse, a veces al borde del reglamento. A falta de dos minutos para finalizar la prórroga, Cholín cayó en el área ante una entrada de Walter, pero el árbitro no señaló nada.

Al llegarse al final de los 120 minutos con empate a uno, y al no querer el FC Barcelona disputar una nueva prórroga, ambos equipos acordaron repetir el partido el día 22 con arbitraje de Escartín.

Entre los asistentes al partido se encontraba el poeta Rafael Alberti que, emocionado por el valor de Plattko, le dedicó una célebre oda. Y también se encontraba el poeta donostiarra Gabriel Celaya, que respondería con una “Contraoda”. Así pues, el duelo futbolístico tuvo también su vertiente poética.

Segundo partido de la final

Todavía no se habían apagado los ecos del primer partido cuando Real y FC Barcelona volvieron a verse las caras en los Campos de Sport de El Sardinero. Las crónicas del primer asalto de la final hablaban de un partido duro, violento a veces, pero la mayoría de los cronistas “neutrales” coincidían en que los donostiarras se habían hecho merecedores de la victoria y achacaban a la falta de autoridad del árbitro Vallana la mayor parte de los incidentes.

La expectación volvió a ser enorme y el campo presentaba un magnífico aspecto. La entrada fue un poco menor que la registrada el domingo y los realzales eran clara mayoría en la grada. A las 11:30, a las órdenes del árbitro del madrileño Pedro Escartín, los equipos presentaron las siguientes alineaciones:

Real Sociedad: Izaguirre, Zaldua, Arrillaga. Amadeo, Marculeta, Trino, P. Bienzobas, Mariscal, Cholín, Kiriki y Yurrita.

FC Barcelona: Llorens, Walter, Mas, Guzmán, Carulla, Bosch, Piera, Sastre, Samitier, Arocha y Sagi-Barba.

Dominio alterno en la primera parte con ataques de ambos equipos. En uno de ellos, los guipuzcoanos reclamaron penalti por mano de Walter, pero el Sr. Escartín no señaló nada. Los donostiarras siguieron atacando y reclamaron un nuevo penalti que el árbitro tampoco señaló. Finalmente, a los 31 minutos el dominio de la Real dio sus frutos al rematar Kiriki una jugada de Mariscal. El gol hizo crecerse a los txuri urdin, que se lanzaron a por el segundo, pero sin conseguirlo.

La segunda parte comenzó con un leve dominio realista, pero los catalanes reaccionaron y Piera logró el empate a pase de Samitier. Los nervios comenzaron a aparecer en los jugadores de ambos equipos y el árbitro expulsó primero al barcelonista Guzmán y unos minutos después al realista Cholín por su reacción tras una falta de Carulla. Se llegó al final del tiempo reglamentario con empate a un gol y se dio paso a la prórroga.

El dominio realista se intensificó frente a un FC Barcelona que se limita a defender. Sin embargo, los intentos realistas fueron infructuosos, llegándose al final del partido sin que se volviera a mover el marcador. El título de campeón quedaba en el aire, pero el partido definitivo tuvo que esperar a que se celebraran los Juegos Olímpicos de Ámsterdam, ya que en la selección española figuraban nueve jugadores de la Real Sociedad y ninguno del FC Barcelona, al ser estos profesionales.

Subcampeones tras el tercer partido

El 29 de junio, Real Sociedad y FC Barcelona se veían las caras por tercera vez en su lucha por conseguir el título de Copa. Aunque desde San Sebastián volvieron a desplazarse numerosos aficionados para apoyar a la Real, la entrada en los Campos de Sport de El Sardinero era algo inferior a la de los dos partidos anteriores, aunque se superaron los 20.000 espectadores. A las cinco de la tarde y a las órdenes del colegiado vizcaíno Sr. Saracho, los equipos presentaron las siguientes alineaciones:

Real Sociedad: Izaguirre, Zaldua, Arrillaga, Amadeo, Marculeta, Trino, P. Bienzobas, Mariscal, Cholín, Ilundain y Yurrita.

FC Barcelona: Llorens, Walter, Mas, Guzmán, Castillo, Carulla, Piera, Sastre, Samitier, Arocha y Sagi-Barba.

Antes de cumplirse los 10 minutos de juego Samitier, en jugada personal, anotó el primer gol barcelonista. La Real no se rindió y a los 18 minutos de juego, el árbitro castigó con penalti una fuerte entrada de Mas sobre Cholín. Zaldua fue el encargado de ejecutar la pena máxima, poniendo el empate en el marcador. Los catalanes volvieron a adelantarse en una jugada con ciertas dosis de fortuna al aprovechar Arocha un choque entre Izaguirre y Zaldua. El FC Barcelona aprovechó también el momentáneo desconcierto de los donostiarras para anotar el tercer gol por medio de Sastre. La Real buscó recortar distancias, pero sus esfuerzos resultaron infructuosos y se llegó al descanso con el marcador de tres a uno favorable al FC Barcelona

En la segunda parte ambos equipos salieron en busca del gol y con ocasiones por ambos bandos. Mediada la segunda parte, un conato de pelea entre Mariscal y Carulla acabó con ambos jugadores expulsados. A medida que avanzaba el partido, el FC Barcelona fue centrándose en impedir que los donostiarras se acercaran en el marcador y logró su objetivo ya que, pese a no cejar en sus intentos, el marcador ya no se movió, viajando el título a Barcelona.

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