La afición de la Real fue lo único que compensó la tristeza que sentía un equipo que soñaba con la hazaña y no pudo ser. La conexión que se vivió en Zaragoza entre nuestras futbolistas y los miles de realzales que se desplazaron tuvo su apoyo a distancia desde la explanada de Sagües, donde también se disfrutó de un día espectacular.
Sólo la lluvia, que interrumpió la antesala del partido, y, lógicamente, la cruel derrota en La Romareda, empañaron una jornada familiar, musical, llena de juegos y diversión, que no hizo sino refrendar lo que ya sabíamos: que el amor a unos colores supera cualquier piedra que nos encontremos a nuestro paso. Seguimos caminando.
#PausozPausoBideaEgiten