David Silva ha decidido colgar las botas. La inoportuna y grave lesiĂłn producida esta semana ha llevado al Mago a tomar la decisiĂłn de adelantar su retirada como futbolista profesional.
Es un dĂa triste, no sĂłlo para toda la familia txuri urdin, sino para todo el mundo del fĂștbol. Se marcha un jugadorazo con mayĂșsculas, una leyenda que ha maravillado con su juego allĂĄ por donde ha pasado. Estamos tocados, pero debemos decir y decimos, con inmenso orgullo, que hemos disfrutado durante los Ășltimos tres años de uno de los mayores talentos que ha dado la historia de este deporte.
Y con eso nos quedamos, con todo el fĂștbol que nos ha dado, que ha sido muchĂsimo. Sus pases filtrados, sus controles, sus regates en una baldosa, su toque Ășnico y esa ambiciĂłn que ha mostrado en cada jugada de su carrera ha sido un deleite para nuestros sentidos y un ejemplo para todos los jĂłvenes con los que ha compartido vestuario. Seguro que en Manchester, Valencia, Vigo y Eibar piensan lo mismo.
Su palmarĂ©s es de leyenda. Un Mundial, dos Eurocopas, cuatro Premier League, dos FA Cup, cinco Copas de Inglaterra, tres Supercopas de Inglaterra y dos Copas del Rey, la Ășltima de ellas la que no olvidaremos jamĂĄs, la que nos llevĂł a la gloria el 3 de abril de 2021 en Sevilla.
Nos hubiese gustado que su despedida fuese de otra manera, pero el deporte de alto nivel, a veces, nos depara estas indeseadas situaciones. El Mago no volverĂĄ a vestirse de corto, no lucirĂĄ mĂĄs la camiseta de la Real, pero en nuestras retinas siempre estarĂĄ grabada la figura de un futbolista sublime que nos ayudĂł a elevarnos a otra dimensiĂłn.
Gracias por todo. Gracias por tanto, Mago.
