La Real Sociedad visita esta tarde al Rayo Vallecano con la firme intención de desbancarle del quinto puesto de la clasificación (Telemadrid, 18:30 horas). Ahora que el asalto al ascenso se ha aparcado definitivamente hasta el año que viene, el equipo txuri urdin se ha marcado el objetivo de acabar la competición con toneladas de orgullo y lo más alto posible.
Tan sólo dos puntos separan a ambas escuadras, por lo que una victoria txuri urdin hoy en el difícil Teresa Rivero permitiría adelantar a los madrileños e, incluso, optar a una insuficiente pero meritoria cuarta plaza ocupada por el Hércules, el cual parece flojear ante el descomunal ritmo de los tres primeros. Si los alicantinos pinchan en su derbi local, se pondrán a tiro.
En una semana en la que, lógicamente, se ha hablado de todo menos del partido de Vallecas, el propio Juan Manuel Lillo, en un alarde de profesionalidad una vez confirmado que no seguirá, ha rogado máxima atención para lo que resta de campeonato. No quiere que sus futbolistas se descentren porque sabe que, más allá de los objetivos, el escudo de la Real se defiende en cada jornada.
Salvo milagro, el Rayo se verá las caras de nuevo con los realistas la próxima temporada. Si retiene el potente bloque de este año, volverá a pujar por cotas importantes. Pero el futuro inmediato, inevitable referencia cuando se ha consumado la desgracia, no importará desde que el balón eche a rodar en el otrora Estadio de Vallecas. El honor y el quinto puesto estarán en juego durante noventa minutos. Aunque cuesta asimilarlo, también son razones de peso.