Se marcha como uno de los mejores entrenadores de la historia de la Real Sociedad. Con un título de Copa del Rey, cinco clasificaciones consecutivas para Europa y una participación en Champions siendo, durante muchos partidos, la envidia del continente. Pero, seguramente, lo más valioso que se lleva Imanol de todo este tiempo es el amor y el cariño de una afición que ha disfrutado como nunca de la trayectoria de este equipo en el último lustro.
Un amor que se ha traslado al campo tanto en la previa como en el pospartido. Antes de que rodase el balón en el Reale Arena el presidente, Jokin Aperribay, le ha hecho entrega de la insignia de oro y brillantes de la entidad realista bajo la atronadora ovación de todo el estadio. Una vez acabado el encuentro, y acompañado de sus jugadores y colaboradores más cercanos, ha dado la última vuelta de honor al Reale Arena para despedirse de la que siempre será su gente, su familia y su casa. Eskerrik asko denagatik, Imanol.