El 27 de junio de 1987, en una emocionante final contra el Atlético Madrid decidida en los lanzamientos de penalti, la Real lograba el título de Campeón de Copa y, en consecuencia, el billete para participar por primera vez en su historia en la ya desaparecida Recopa de Europa.
Entre los posibles rivales de la Real en primera ronda aparecían algunos viejos conocidos como el Sporting Clube de Portugal o el Ujpest Dosza junto a equipos del poderío del Olympique Marsella. Finalmente el bombo emparejó a la Real con el Slask Wroclaw polaco. Se trataba de uno de los históricos de su país y con experiencia en Europa.
Al igual que había sucedido en la Copa UEFA de la temporada 80-81, la Real tenía la dificultad añadida de tener que jugar su primer partido fuera de San Sebastián ya que la UEFA había prohibido la disputa de partidos europeos en Atotxa.
El 16 de septiembre la Real recibía al Slask en San Mamés. El dominio realista fue abrumador, dos postes, un gol bien anulado a Gajate, numerosas ocasiones… la Real lo hizo todo menos marcar por lo que los polacos se llevaron un afortunado empate que dejaba la eliminatoria en el aire.
En el partido de vuelta la superioridad de la Real volvió a ser evidente pero hubo que esperar al minuto 75 para que un gol de Loren abriera el marcador. Minutos más tarde Txiki Begiristain hacía el segundo y daba el pase a la Real.
En la siguiente ronda la Real quedó emparejada con otro equipo del este, en esta ocasión el Dinamo Minsk campeón de copa de la URSS.
El 8 de octubre llegaba una buena noticia, el delegado de la UEFA, Ernest Walker, daba el visto bueno a las mejoras de Atotxa por lo que la Real podría disputar en su campo el partido contra los soviéticos.
El día 21, en un Atotxa abarrotado, la Real vio como el Dinamo tomaba ventaja en el minuto 5 gracias a un gol de Konratiev tras un remate al poste de Zamora. Los realistas intentaron nivelar el partido con garra y empuje y gozaron de oportunidades, especialmente en la segunda parte, pero no fue hasta el minuto 85 cuando Gajate logró marcar al aprovechar un rechace en un córner.
En la vuelta la Real atacó y empujó insistentemente en busca del gol pero no lo logró. Los bielorrusos se mostraron como un equipo sólido y defendieron eficazmente el resultado de Atotxa, que les daba el pase por el doble valor de los goles en campo contrario. El partido pudo cambiar de signo si el árbitro, el turco Namoglu hubiera sancionado con penalti un derribo a Begiristain en el minuto 4.
Los realistas quedaban eliminados sin perder mientras que el Minsk caía en la siguiente ronda frente el Malinas belga, futuro campeón.